lunes, 15 de noviembre de 2010

Capítulo XXI

10 de septiembre de 2009
Un comentario del periodista Verea no hace más que confirmar lo dicho en nuestra página del mes anterior, manifestando el mismo: “Si ustedes recuerdan hace diez años el periodismo buscaba declaraciones de dirigentes a la salida del predio de la AFA, en Ezeiza. Entonces se decían muchas cosas. Entre ellas, que los clubes no sólo no podían seguir así, sino que de allí en más, aquel que no hiciera buena letra corría el riesgote descender. Julio Grondona, entonces, señaló: “más allá del campeonato mundial de fútbol, mi campeonato mundial es el económico”. Gámez tenía esta frase: “el campeonato que tenemos que ganar en éste Vélez es el campeonato económico”. Bueno, a las pruebas me remito: Vélez hoy tiene que vender por lo menos un futbolista para zafar en su balance. Pese a que es el último campeón, pese a que tiene un andar ejemplar como institución, pese a los logros, y pese a que sigue creciendo, especialmente en el aspecto social.
Hace más de 15 años nos dijeron que si no entregábamos la vida a la TV el fútbol se moría. El eje monopólico empezó a comernos la cabeza con su mensaje, tranquila y pacientemente, para que entendiéramos que en esta disputa la sangre es todo. Y entonces los dirigentes entregaron la sangre más preciada, que es la de 100 años de historia de la gran mayoría de nuestros clubes. ¿y cómo la entregaron? Con esa vergonzante trampa que es el éxito escueto al que te conduce un campeonato corto y la posibilidad de entrar en alguna copa internacional. Copas a las que ya entran los quintos y también los sextos, por supuesto con repechajes incluidos, porque cuanto más partidos se jueguen, más posibilidades televisivas tenemos.
Hoy, la gran mayoría de los clubes se enfrenta al problema de quedarse sin jugadores. Y ahí viene no sólo el toque de alerta, sino el grito de los Agremiados. Grito lógico, verdadero; pero no puedo hablar de grito esperanzador, porque en la Argentina, para un futbolista, es difícil cobrar. Hay muchos vericuetos. Mal que le pese a Marchi y sus muchachos. Porque mucho puede hacer Agremiados para conseguir que el 15%, con el valor que corresponde al futbolista, se pague en un cheque a nombre del principal interesado. Pero poco puede hacer Agremiados cuando el futbolista, en el bar de la esquina de AFA está arreglando el pase con el hombre de turno. Que, además, le habrá comido la parte que le corresponde. El chantaje entre empresarios y dirigentes es lo más habitual. Nefasta mafia, la del hombre de turno.
Y lo mismo con la lucha por el pago de las primas. Hace muchos años que a los futbolistas  también le comen la prima. No, no, no se trata de un título de Paparazzi. Es otra realidad y también están involucrados dirigentes y empresarios en todo este circo. El tema es que no se aguanta más; por un montón de razones: una de ellas es que se pagan cifras que no se pueden pagar. Las evaluaciones en nuestro fútbol son cortas, y como cortas, pobres. Y como pobres, de una mediocridad espantosa. Porque en el medio de todo esto hay que competir semana tras semana, mientras una supuesta realidad nos fagocita: el que gana vive en tranquilidad, el que pierde entra en estado de desesperación. Nada mejor que, con ésta filosofía, el dinero vuelve. Un ejemplo: Gimnasia y Esgrima de La Plata, que llegaba con mal promedio, fue a la búsqueda de referentes, de viejos ídolos, y pagó lo que quizás nadie podía pagar.  El hincha de Gimnasia que lee esto dirá: “Ruso, ¿por qué te la agarraste con nosotros?”. No, de ninguna manera. Porque también le puede pasar a Rosario Central o a otros equipos. ¿Se pueden o no se pueden pagar las cifras que se pagan en el fútbol argentino? Es difícil saberlo. De la misma manera que es difícil saber cuánto deja el fútbol en su totalidad, porque nunca hay números claros. Si tenemos presente que aquellos empresarios que eligieron dedicarse al fútbol se hicieron millonarios. Los Avila son un gran ejemplo.
Que suerte que Agremiados haya dicho basta. Ahora Agremiados se pregunta: “¿el fútbol se va a quedar sin futbolistas?” y yo digo: ¿es una pregunta que se tiene que hacer Agremiados?¿o es una pregunta que la AFA tiene que hacerle a los clubes? Loable actitud  de la agremiación. Pero se trata de la misma gente que nos dice a nosotros que el fútbol argentino es uno de los 4 rubros más importantes de ingresos que tiene el país. Ha recaudado más de mil cien millones. “¿No les dice nada esto?”, pregunta Sergio Marchi. Y si, la verdad, Sergio, es que nos dice muchas cosas. Nos dice que la administración es pésima, fraudulenta. Me dice que con un Estado en serio, intervencionista (porque el fútbol está formado por instituciones sin fines de lucro que tienen socios que pagan una cuota social mes a mes), esto no hubiera ocurrido.
Ahora se le pide intervención al Estado. ¿Para qué? Para que el Estado vuelva a ser el socio y el sponsor de la timba. Timba que curiosamente, necesita el aval del propio Estado. Para que funcione bajo las normas de Lotería Nacional.
Estas  son las cosas que nos llevan a una gran confusión. Pasaron muchos años de televisión y los clubes continuaron generando deudas. Los clubes ya vacíos, generan muchísimo dinero que no verán nunca más. Hay empresarios que son multimillonarios, hay futbolistas que se han llevado un dinero impensado para un país empobrecido como el nuestro. Tenemos ese fútbol. Un fútbol que no puede resolver donde jugar un triangular porque las canchas dejan mucho que desear. Un fútbol que no puede organizar una venta de entradas. En éste fútbol, Don Julio ahora nos dice que necesitamos de la timba para poder salvarnos.  En éste juego con el ministro y el Jefe de Gabinete, ésta disputa (tan lejana para nosotros los hinchas) entre gobierno y grupos económicos, está la idea de manotearle al fútbol unos millones más. Y después dirán “el año que viene veremos como hacemos con esto del Prode Bancado”. Así, colgándose de un negocio que parece cada vez más pobre pero que sigue con los mismos personajes que lo manejan hace tantos años. Éste fútbol ya no es creíble para nada.
Debe ser una de las pocas veces que una lucha de un gremio es funcional al pedido de la patronal. Fútbol insólito, el nuestro, que pone a esta lógica gremial casi al lado de la desesperación dirigencial de un poder que hace oídos sordos a ésta realidad.

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